18 agosto 2012

Cuestión de tiempos


      C52RCDT creía en los fantasmas. A3HKST7, en cambio, no creía. Y por eso discutían.
      Fantasmas o no, algo sucedía. Los líteos no podían ignorarlo.
      Algo había que cambiaba a los líteos de lugar. A veces incluso los destruía. Y nadie lograba ver lo que pasaba.
      Uno podía estar hablando tranquilamente con su vecino, y de pronto éste desaparecía, para aparecer en otro lugar. Cerca o lejos, no se sabía. O tal vez no apareciera…
      Más de un líteo apareció horriblemente fragmentado.
      C52RCDT decía que había algo mucho más rápido que los líteos, que se movía a una velocidad inimaginable, tanto que no era visible. Eran los fantasmas.
      A3HKST7 se reía. No podía haber otros seres vivos con semejante velocidad. Era impensable: ¿cómo se alimentarían, si ni siquiera podían detenerse? Y si fuera posible moverse a tal velocidad, necesitarían mucho alimento; tanto que deberían estar todo el tiempo comiendo, y no tendrían tiempo para moverse. En otras palabras, una reducción al absurdo, o sea que los fantasmas no podían existir.
      De pronto, A3HKST7 desapareció.
      C52RCDT no lo pudo soportar. Había que hacer algo. Convocó a todos los líteos más cercanos y se movieron. Todos a la vez.
     

      Un extraño derrumbe de rocas cayó sobre los trabajadores. Uno falleció de inmediato, dos más quedaron intoxicados por rotura de su traje y murieron más tarde. Y uno más quedó afectado sicológicamente. Aseguraba que había visto moverse a las rocas. “Muy despacio, pero se movían. Y saltaron sobre nosotros”.

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