12 agosto 2008

Las Extravagantes Aventuras de Gu Luxan (1ª parte)

En el País Donde Nunca Pasa Nada vive un diminuto señor llamado Gu Luxan. No se diferencia gran cosa de los otros diminutos señores del País Donde Nunca Pasa Nada: son todos ellos diminutos señores y diminutas señoras, y hasta los niños son diminutos. Pero Gu Luxan tiene una terrible desgracia sobre él: en el País Donde Nunca Pasa Nada le pasan cosas, precisamente a él, a Gu Luxan. Y no son cosas corrientes, por cierto; ¡le pasa cada cosa al pobre Gu Luxan!
Un día normal, como son todos los días en el País Donde Nunca Pasa Nada, caminaba Gu Luxan por la Calle Mayor de su pueblo; cerca de la plaza estaba un vendedor de libros en blanco. Gu Luxan se acercó a curiosear.
– Buenos días, vendedor –dijo.
– Como lo son todos en este hermoso lugar –respondió el vendedor.
– En efecto, gran hombre. Dígame, ¿eso que tiene ahí son libros en blanco?
– Sí señor. Tengo la mayor variedad de libros en blanco. Mírelos, en todos los tamaños, de 10 a 1.500 hojas, encuadernados en piel o en pasta, de papel o de pergamino, ¡en fin! como usted los prefiera, señor.
– Sí, pero dígame ¿para que quiero yo un libro sin nada escrito?
– ¡Ah, pero es ahí donde está la gran novedad de los libros en blanco!
– No entiendo.
– Pueden decir lo que usted quiera. Por ejemplo, dígame ¿por casualidad ha tenido usted la oportunidad de escribir un libro alguna vez?
– Pues no, la verdad es que no. Tengo por ahí un par de novelas, pero no he hallado quien me las publique.
– En ese caso, ¡aquí está su gran oportunidad! Compra usted uno de mis libros en blanco y escribe en él esa novela que siempre deseó publicar. Así podrá tener sus propios libros. Pero aún hay más.
– ¿Más?
– Sí. Puede usted leer todos los libros que desee, escritos por quien sea, y con los más hermosos tipos de letras y las más preciosas ilustraciones.
– ¿Cómo?
– Le basta con imaginar que en las hojas blancas está escrito todo aquello que quiere leer y contemplar.
– ¡Qué maravilla! ¡Bien, le compro uno en el que no pase nada!
– Eso es más difícil. Pero puedo ofrecerle éste lleno de misterio.
– ¿Qué clase de misterio?
– No lo sé. Ahí es donde está el misterio.
Gu Luxan lo pensó durante 4.827 momentos. Pero en el País Donde Nunca Pasa Nada el tiempo corre muy deprisa, ¡y eso que eran momentos de larga duración! Así pues, antes de terminar el día se había decidido, y compró el libro misterioso.
Gu Luxan se moría de ganas por leer el libro misterioso, por lo que siguió andando hasta la plaza y allí se sentó en un banco a leer bajo la luz de 25 farolas.
Nada más abrir el libro, se quedó extasiado ante las hermosas hojas blancas satinadas. Allí estaba la gran aventura que siempre deseó. Porque aunque a Gu Luxan le pasaban cosas, nunca, lo que se dice nunca había tenido una auténtica aventura.
Y Gu Luxan se vio a sí mismo en esa aventura...
(Continuará...)

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